El terror a la báscula
Como dietista veo en consulta la ansiedad que produce la pesada, si, subirse a la báscula.
Intento bajar ese nivel de estrés contando que no tiene tanta importancia, tenía un profesor que no le contaba el peso a los pacientes pues no lo consideraba tan importante o un indicio tan relevante ante el cumplimiento de la dieta.
El peso es un indicador, si, pero nuestro cuerpo no es una ciencia exacta, influye en él nuestro metabolismo, nuestra compensación, muchos factores que no podemos dominar y controlar como queremos, si todo se basara en ingesta calórica, gasto calórico no necesitaríamos trabajar sobre ello. Hay tantos factores que tenemos que controlar, que unos dependerán de nosotros y otros no.
Podemos controlar el número de calorías, y la actividad física, pero no podemos tener dominio sobre nuestro estado de salud, nuestra genética o nuestra edad. No vale obsesionarse con algo que no es un parámetro de control al 100%, o ¿no te has pesado alguna vez y en un día has subido o bajado de peso sin explicación alguna?
Y me dirías, ¿pero como puedo saber si lo estoy haciendo bien? Te explico:
¿Cómo puedo saber si lo estoy haciendo bien?
¿Físicamente como estas? ¿Te encuentras mejor? ¿Más deshinchado? ¿Más ligero? ¿Más enérgico?
- ¿Llegas más lejos físicamente?
- ¿Subes más escaleras?
- ¿Caminas más rápido?
- ¿Has bajado de talla de ropa?
- ¿Tu figura ha cambiado?
- ¿Ya no tienes esa ansiedad con la comida?
Éstos son los parámetros en los que debemos fijarnos, más que en la báscula. Nosotros no somos mecánicos que funcionamos a la misma escala, dependemos de muchas circunstancias, de nuestras hormonas, de la ingesta de un medicamento, de una retención de líquidos, nuestro ciclo menstrual…
Indudablemente un parámetro muy influyente en nuestro metabolismo es el estrés (ya le he dedicado una entrada en este blog a este problema). Nos puede generar tal ansiedad que sube nuestro apetito y nuestro control sobre la comida, haciendo que subamos nuestra ingesta. Y si este estrés se cronifica nos puede llegar a afectar hasta nivel hormonal. Disminuye la Grelina, sube el cortisol, elevando nuestro apetito y aminorando nuestro gasto energético, haciendo mucho más difícil el resultado en la báscula.
Pero sobre todo lo más importante es ver que nuestra pérdida de peso es a largo plazo, no algo “para quince días”, nuestros cambios tienen que ser para toda la vida, huimos del efecto rebote, y para ello hay que instaurar nuevos hábitos, que permanezcan a lo largo del tiempo.
Si de verdad nos enseñamos, cambiamos hábitos, aprendemos a alimentarnos bien y de forma saludable, nos sentiremos tan bien, que nuestra relación con la bascula sera sana, y dejaremos de tener esa dependencia con ella.